LA CHANA

LA CHANA

martes, 19 de junio de 2012

ANEXO V - CHARLANDO CON LA CHANA


ANEXO V
Charlando con
La Chana
Me recibe en su casa de Dosrius, alegre y hospitalaria como siempre, en medio de la organización de un banquete familiar para el fin de semana. Acaba de compara 100kg de carne para toda la familia y algunos amigos que la visitarán el próximo domingo.
Nos sentamos en el comedor y empezamos a charlar como las viejas amigas que somos:

Ø     ¿Cuándo empezaste a bailar y cuál fue tu escuela?
¿Cuándo empecé a bailar? Cuando era muy jovencita, pero ya de niña, de chiquitita, yo quería  bailar, lo sabía seguro aunque tenía todo lo prohibido por mi familia. Pero menos mal que mi tío, hermano de mi madre que se llamaba El Chano (yo me llamo Chana por él) entonces me vio bailar un día con los pies fuerte y rápido. Porque yo aprendí el compás por la radio, porque no había televisión. Entonces él un día estaba tocando por siguiriyas (yo no sabía si eran siguiriyas pero yo me sabía el compás) y entonces lo que él hacía con las falsetas, pues yo lo hacía con los pies y él se quedó muy sorprendido. Bueno para no alargártelo. Una vez vino mi tío con dos señores para llevarme a bailar. Y ahí estuvo un altercado muy importante con mi padre porque no quería de ninguna de las maneras. Y bueno, al final fui y salí pues improvisando todo, porque no había ido a la escuela, nadie me había montado nada, yo pensaba que era así, lo que te saliera al momento que se hacia y mi tío pues me lo decía. Porque yo le preguntaba: ¿y ahora qué hago? Y él me decía: ¿tú eres tonta? ¡Tú sal y baila! Y digo, “bueno”. Entonces hacía lo que me salía al momento porque tenía facultades con los pies para hacerlo. Y entonces día a día… y empecé así en Tossa de Mar, en casa de Paulino, un gitano catalán, con mi tío. Pero después mi padre vino al mes y me llevó, me quitó.

Ø     ¿Como mujer y como gitana tuviste dificultades para iniciarte  y seguir en el baile?
Muchas. Todo lo que ha estado a mi alrededor ha sido en contra. Todo, ¿eh? Con quien me casé, el padre de mi hija, a los 17 años. Ha sido una cosa que ha sido todo en contra. Mi familia, mis padres… cuando me tenía que ir a Australia les decía que me iba a Tarragona porque sinó mi madre me pegaba con la escoba. Bueno todo ha sido en contra, todo.




Ø     Pero aun así llegaste a marcar un estilo de baile, a triunfar en todo el mundo y, de alguna manera, pudo ser, ¿no?
Pues mira Eva, eres mi amiga, te quiero mucho y te voy a decir la verdad de lo que yo siento: yo nací para bailar y yo lo sabía de pequeña; porque miraba para el cielo y se lo decía “Ya sabes que tengo que bailar, ya lo sabes” Y yo lo sabía en mi alma. Por eso, cuando alguien quiere algo ¡puede! Porque está aquí dentro. Entonces yo lo sabía seguro, con todo lo que estaba prohibido. Para mi padre, bailar era una mujer mala y bueno el padre de mi hija es… ahí ha habido mucha castaña. Él ha sido toda una prohibición totalmente. Peter Sellers me quiso llevar a Hollywood cuando grabé un trozo de la película El Bobo, en Cineccitá Italia, y mi marido lo estropeó. Pero yo me enteré mucho después.
Años después vino gente de Nueva York para contratar a Paco de Lucía, a Camarón y a mí para ir al Madison Square Garden (no sé si lo digo bien); y él lo estropeó. ¿Te imaginas que yo me voy a Hollywood con 19 años, como quería Peter Sellers llevarme? ¿Te imaginas? Con el alma que tenía y la fuerza que tenía antes… Pues se lo debo a mi marido.

Ø     Tú crees que esto tiene que ver con el hecho que hemos comentado antes del poco reconocimiento aquí para todo lo que ha habido fuera en el extranjero.
¡No aquí nada! Y sobre todo en Catalunya… Pero no me importa. Estoy reconocida con todos los amigos, con todo el mundo del flamenco en Madrid y en toda España. Pero Jesús, Jesús de Nazaret, Jesucristo, cuando dice una palabra es totalmente cierto: “ Nadie es profeta en su tierra”… Y eso es así. Bueno y lo tenemos que aceptar y yo lo acepto y no pasa nada.

Ø     Y ahí te quiero llevar a hablar también de Carmen Amaya que fue también una mujer que triunfó en el mundo entero y aquí en Catalunya no…
¡Totalmente!

Ø     ¿Cómo lo ves tú? Porque en ocasiones se te ha calificado también como la heredera de su estilo a pesar de que sé que nunca la viste bailar en directo ni llegasteis a tener contacto.
No. Es que ella murió el mismo año que yo empecé.

Ø     Pero sí es cierto que la manera esta racial de bailar y por supuesto de usar el zapateado y el compás, de alguna manera cada una con su estilo personal, sí que marca quizá un estilo de baile a lo mejor con un sello gitano catalán… ¿Cómo lo ves tú?
A ver, el estilo de baile… Ya gente que convivió con ella como Antonio El Bailarín, Pilar López, Rosario y Lola Flores se juntaron una noche para venir a verme y entonces me dijeron que yo bailaba como ella. Para mí, entonces, e incluso ahora, era un honor, pero ellos creían que yo había copiado y a un genio no se la puede copiar. Y entonces yo no la vi jamás, nunca y Antonio El Bailarín me decía, discutiendo con ellas, que discutían “Es que tú haces esto aquí con la planta como ella, los pitos, esa fuerza, esa raza” y entonces les dije “Les juro que yo no la he visto bailar. ¡Ojalá porque habría aprendido más!” Entonces tendría yo 19 años. Dije “lo único que puedo decir ¡es que lo dará la tierra!” Y Antonio el Bailarín dijo “Bueno, dejarla ya, porque y la hemos visto bailar, hemos visto lo que hace con los pies. Dijo “Te pareces mucho a Carmen Amaya (lo voy a decir) pero con mejores pies.” Y esto no lo digo yo porque yo cuando hable de Carmen es mi diosa. Pero yo digo lo que dicen los demás. Y entonces ellos, que habían vivido con ella, decían eso. Y después toda la prensa que está ahí (me señala un enorme dossier de recortes). Está aquí, la tengo aquí toda la prensa.

Ø     Esto que tú comentas de que “lo dará la tierra” es algo que yo también creo y pienso.
Yo creo que sí que lo da la tierra.

Ø     ¿Tú crees que se ha mantenido de alguna manera un poco este estilo de baile en diferentes formas? Porque se entiende que el flamenco es muy personal y que cada bailora lo va a hacer a su manera.
¡Es que el flamenco es único! ¡Somos únicos!

Ø     ¿Crees que la zona geográfica tiene que ver con esta manera de bailar? Otras bailaoras también, a lo mejor de la época, lo empezaron a marcar tal vez en lo racial, en el uso del zapato…
Yo pienso que es de aquí. Porque si yo hubiera nacido en Sevilla o en Cádiz o en Jerez, estoy segura que hubiera bailado de otra manera. Estoy segura. Pero yo, cuando veía a mi familia bailar, en los bautizos, en las bodas, en las juergas nuestras, veía que bailaban con zapatilla y nadie hacía nada con los pies. Y a mí eso me daba rabia. Y entonces yo, cuando me aprendí el compás con la radio de jovencita, con 9 o 10 años, 11, yo saltaba a una “bóbila”, me cogía una baldosa  y la ponía en el suelo. Y entonces, claro, aquello que había aprendido con la radio yo lo hacía (repiquetea a compás de siguiriya con los pies). Y entonces, claro, cuando mi tío me vio hacer todo eso con los pies… pero es porque me daba rabia que solamente bailaban por tangos o por rumbas y no metían los pies. Y yo pensaba: ¡pero si se pueden meter los pies con la música! Y entonces pensaba yo en los tiempos, los contratiempos y me lo inventé todo debajo de aquel árbol. Y creo que he respondido a la pregunta. Creo que lo da la tierra porque no me veo yo nacida en Jerez o en Sevilla o en Granada y bailar como bailé desde que salí de mi casa. Porque no fui a ninguna escuela que me indujera, ¿no? Pues se baila así y así… fui un día (ríe) pero una vez y nada más, santo Tomás.

Ø     Lo cierto es que generaciones posteriores, entre las que me incluyo, hemos aprendido de esta manera de bailar tuya pero además, sintiéndonos muy cómodos. Quiero decir que tal vez es la manera en la que nos sentimos a gusto bailando aquí…
Yo pienso… mira te lo hablo… Mira, nunca he hablado con tanta confianza, Eva, porque mirarte es como cuando estábamos en la escuela y tú ya lo sabes muy bien. Pienso que aquí se va a bailar mejor que en ninguna parte del mundo. Y no lo digo porque sea mi tierra, lo digo porque la gente que se ha contactado conmigo dice que se está enseñando muy bien. Y ya he oído decir que la gente de Catalunya baila difícil. Y Sara Baras, en la prensa de Catalunya, cuando vino aquí no hace mucho (tengo la prensa ahí), dijo “Yo quiero bailar como las bailaoras catalanas; como La Chana y Carmen Amaya” Es un honor otra vez que se me compare, pero lo hace la gente, no yo. Lo hace la gente, yo no lo digo. Yo para mí digo: “¡más quisiera hacer los pitos como los hacía ella!” Pero bueno, la gente lo comenta. Es así. Mucho honor para mí, por supuesto. Pero Carmen está ahí.

Ø     Bueno, fue un referente en su época, desde luego. Cuando hablabas esto de que la familia bailaba y marcaba en las fiestas… Incluso a nivel profesional, más o menos hasta la fecha (época de Carmen Amaya) el baile de mujer era también distinto: se usaban muchos marcajes, menos zapateados. Sin embargo ahí llega Carmen, llegas tú rompiendo moldes, zapateando, en un estilo que se hubiera calificado de “masculino” anteriormente, ¿no, seguramente? ¿Cómo fue? ¿lo tuviste fácil ahí para ir por el mundo bailando con ese estilo tan distinto? 
Bueno en Madrid tuve un pequeño altercado con “Los Pelaos”, los cuales eran El Faíco, que imitaba mucho a Carmen. Porque yo cuando fui a Madrid jovencita, donde Manolo Caracol. Entonces todo el mundo venía allí a verme porque era algo extraño; una velocidad y una fuerza y por favor que nadie tome de que yo estoy presumiendo, muy lejos de mí: es la verdad. Entonces venían a verme y decían “¿de dónde has salido? ¿qué has hecho? Caracol, el Güito, Mario Maya, la Mina, la Paquera de Jerez… Manolo Caracol allí. Bueno es que era una cosa… Porque todo el mundo hacía unos pasitos… (te estoy hablando de hace treinta y pico de años). Y se ve moderno, me lo dicen ahora. Se ve moderno de hace tantos años atrás. Y bueno, tuve problemas porque me decían ¡No!. Como yo hacía tanta velocidad, el mayor de los Pelaos (ya lleva un nombre de mucho tiempo que han ido con Carmen Amaya todos); uno de ellos era el Faico, que ya se ha muerto. Entonces los más jóvenes han venido conmigo y uno viejo que me vino a ver donde Caracol, se levantaba y decía… ¿Lo digo? (ríe) ¡Es que digo palabrotas! “¡Eso!” (cuando yo hacía un repique fuerte, con mucha velocidad) decía “¡Eso es una mierda! ¡Para eso mi hijo el Toni!” Y el público, uy, ahora te lo cuento. Hacía otro desplante con los pies (imita el sonido) cerraba. “¡Eso es una mierda! ¡Mi hijo el Toni, mi hijo el Eduardo!” Porque, claro, los Pelaos eran los que llevaban la voz cantante de fuerza y de pasos; pero claro cuando vieron esa cosa tan espectacular, tan distinto, se quedó… Y entonces el público, 4 ó 5 hombres del público, se levantaron porque lo querían sacar a la calle para pegarle. Y entonces yo me paré de bailar. Les dije “No señores por favor. Es mi tío y está borracho. No le hagan caso” Y entonces él se quedó así mirándome y se calló. Y cuando terminé de bailar vino a pedirme perdón. Dice “Es que me he quedao muy sorprendido, hija.” Y yo le digo “No se preocupe tío, ya sé que está un poquito malo, no pasa nada” Porque eran los hombres. Todos eran hombres y hoy el más joven que queda es Toni, el Pelao.

Ø     Debía ser duro para ellos ver esa fuerza y esa manera, además en una mujer.
Sí, sí. Por eso. Una mujer pequeñita, medianita, rubita… ¿eh? ¿Y qué pasa aquí? Y he tenido muchos problemas con las guitarras porque se han parado dejándome sola. Yo estuve a punto de dejar de bailar y decían… Claro yo era jovencita y ellos eran mayores y tú sabes que la educación de antes era obedecer a los mayores. Y bueno, entonces, se paraban. Por eso bailando hago tantas cosas sola con los pies o las manos porque se paraban y me dejaban sola.

Ø     Y había que marcarse el ritmo uno mismo, ¿no?
¡Y me lo marcaba yo! Y todo el mundo parado. Y después me reñían: “¡Es que así no se hace! ¡Es que tú no puedes ir tan rápido!” Y las palmas… todo el mundo parado. Entonces por eso en mi forma de bailar es que muchas veces se paran porque ya le saqué el gustillo a hacer cosas con los pies, con las manos, yo sola. Y era un silencio y se oía muy bonito, digo ¡Ah, pues vale! “Cuando os canséis os paráis”

Ø     Y de una circunstancia nace un estilo de baile y además impresionante.
Sí, si. De verdad. Así es.

Ø     Bueno pues ya sólo para acabar, a mí me gustaría recordar a otras bailaoras de la época catalanas, porque es difícil encontrar un poquito de información de la época.
Sí, La Chuga, La Singla, totalmente, mi amiga íntima que la quiero mucho, mi Singla. ¿Cómo se llama… María, María…?

Ø     ¿Flora?
Flora Albaicín, María Márquez

Ø     ¿Juana Ximenis es también? Me suena de la época.
Sí, pero es un poquito más floja y no tiene nombre, así para nosotras sí, pero no para el público
Ø     Sí, investigando un poquito en lo que es las bailaoras de la época en Catalunya.
Sí. La singla es de mi época. También hay otra que se llama La Tolea, que no es de aquí pero siempre ha estado aquí. Ha estado mucho y es mi amiga y yo la quiero mucho… Pero de hombres no, ¿eh?

Ø     Es un poco la idea que tenía de que se habla y hay, con más o menos nombre o estilos… la mayoría de ellas, quizá el tema de la fuerza y dificultad en el zapateado no lo han llevado tanto pero sí quizá la idea esta del baile racial y un poco más salvaje…
Sí, verás. La Singla ha bailado a su forma y yo a la mía. Porque hace 30 años, 35, 40 no nos copiábamos, no había vídeos. Éramos nosotros y cada uno bailaba distinto. Porque el flamenco somos únicos. Porque por algo viene de adentro. Es un sentimiento, es una vivencia. Yo no soy igual que tú. Yo lo tengo que expresar diferente. Entonces éramos… nos veíamos y nos gustábamos. Y yo a veces le decía: “Singla ¿cómo das las vueltas? Porque yo no sé darlas, las doy muy bruta, hago así.” Y ella: “¡Uy no, no! A mí me gusta mucho como las das. Como yo las doy no te quedan bien a ti”. O sea, éramos nobles en ese sentido. Pero es que yo ahora veo que hay tanto que puedes ver a uno y a otro, que no veo que haya un estilo propio, con una personalidad. No quiero desvirtuarlo, porque no me parece… pero sí que falta el alma y la personalidad. Porque todos tienen un poquito de todos y no me parece bien. Porque el flamenco, gracias a Dios, gracias a Dios, sale de aquí (señala el pecho) y es la vivencia, son tus sentimientos, es el coraje, es la verdad, es la misericordia, es la sensibilidad, la protesta… Entonces, ¡no somos iguales! Somos diferentes. Y como eso es auténtico y natural tiene que salirte de aquí ¡Diferente! No se puede bailar y decir yo hago el paso de aquél, el paso de aquél, el paso de aquél y el brazo aquella vuelta aquí, lo otro pa aquí y ahora soy yo. ¡Pues no! No eres tú. Porque lo que has hecho así es de aquél, lo que has hecho así es del otro. ¡Cierra los ojos, siéntete a ti dentro y saca lo tuyo! Que así éramos antes. Y el flamenco no se pude cambiar. El agua con el vino no se puede mezclar.

Ø     Tú crees que, ya para acabar, que esta manera de bailar, esta fuerza, va a perdurar, ¿se reconoce de aquí? ¿Cómo va a ir, cómo ves tú que va a ir?
Mira. Digo lo que siento, ¿vale? El flamenco lo han hecho con tantos cientos de años que está. Lo han hecho Patrimonio de la Humanidad ¿por qué? Porque cada vez se está entendiendo más. Y no ha sido Patrimonio de la Humanidad por España. Ha sido por lo que despertamos fuera. Porque la danza, y sobretodo el flamenco es un idioma universal. Porque estás hablando con esto (señala el corazón). Y más vale una imagen que mil palabras. Y es entendible. Y lo han hecho Patrimonio de la Humanidad porque lo han llegado a entender pero con el espíritu. Y entonces qué pasa. Si lo entiendes con el espíritu, lo entiendes totalmente. No es que lo entiendes, lo sientes, ¿entiendes? Y entonces… es único ¡Jamás se va a terminar! ¡Nunca!

Ø     Esperemos que así sea.
Siempre lo será y cada vez será más grande mientras queden personas con corazón y alma y sean auténticas.

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